martes, 13 de marzo de 2012

HACIA UNA RELIGION DEL SIGLO XXII - 2da. Parte


(Continuación del artículo anterior)

La fisica cuantica ha establecido una serie de parámetros relativos que son de vital importancia para comprender nuestro papel en el concierto universal.

Las religiones tradicionales nos pintaron como pecadores, criaturas insignificantes puestas a sufrir en el juego de los dioses celestiales o en una dudosa creación imperfecta y llena de prejuicios.

Esto ha favorecido una sociedad proclive al pecado y a la desvalorizacion del individuo, resultando en indiferencia, depresiones y una conducta animal cada vez más obsesiva (y agresiva).

En cambio, la ciencia nos está hablando de nuestra posible participacion como “creadores” de todo lo que sucede a nuestro alrededor, caracteristicas que tal vez no estén potenciadas debido a que hemos sido sometidos, por siglos, a una educación de sometimiento.

Para que la nueva creencia funcione, en principio, debera evitar convertirse en creencia y mucho menos en una institucion religiosa. Hablo de un cambio en la sociedad donde los objetivos no esten puestos en el éxito económico y la fama, sino en el desarrollo espiritual.

¿Por que negar la institucionalización?, pues, porque esta va a cristalizar lo hasta allí aprendido, lo convertirá en dogma y lo transmitirá de acuerdo con parámetros de conveniencia. Y lo que necesitamos es una forma de pensamiento ágil que pueda transformarse continuamente.

Sin embargo, mientras el pensamiento, el mundo de las ideas, es algo mutable; el mundo de las virtudes no lo es, y estas son fundamentales para provocar el “acercamiento” del ego con el espíritu; por lo menos así lo veo en este momento.

Evidentemente, uno de los errores cometidos fue la invencion de los libros sagrados. El libro sagrado omite la libertad de pensamiento y fundamenta las doctrinas que son cristalizaciones del pensamiento.

Otro error es la existencia del sacerdote, una persona con poder sobre los demas y la capacidad de hablar con Dios, nada menos. Donde hay sacerdote, no hay dialogo.

Otro es el ritual, que mecaniza el verdadero acto de comunicacion “entre mundos”.

Sin embargo, no abogo por una realización horizontal. Una de las características del desarrollo espiritual real es que nos hace a todos más diferentes. Y habra personas que desrrollarán de una manera totalmente ajena a otras, por lo cual, hasta la escuela como institución estaría obsoleta. La escuela ha cumplido una funcion de “emparejamiento” y asistencia en una sociedad comprometida con la produccion. Una escuela “espiritual” debería poder albergar las diferencias individuales y desarrollar la virtud en cada una de ellas. ¿Como lograrlo?

Lo primordial es que dejen de tratarnos como piezas de una maquinaria de producción. Seremos como flores en el campo, sin ninguna función específica, más que dar colorido y perfume al universo.

Es extraño, porque nos han educado para ser “útiles”, ¿pero útiles a que?. La maquinaria social nos necesitaba asi... ¿pero que hubo con lo que nosotros necesitamos?

¿De qué tabaja una flor? ¿De qué trabaja un venado? Pues... de nada...”son” flores, “son” venados”, son manifestaciones de la diversidad y la belleza.

Ahora, ¿como traspasamos la barrera de una educacion para ser “pieza” a otra para, simplemente, “ser”?

El primer paso será hacerse la pregunta, luego entrenarse para ello... o... mejor dicho... desentrenarse de lo aprendido...

¿A esto se refería Jesus cuando hablaba de volver a ser niños? Probablemente.

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