viernes, 16 de marzo de 2012

LAS BASES DE UNA NUEVA VIDA

La humanidad siempre ha tenido dos maneras de expresar su espiritualidad, ellas se han dado en forma alternada o conviviendo no muy cómodamente. Una de estas es la chamánica, expresada en los ritos naturales y una muy estrecha relación con el medio ambiente. La otra, más sofisticada, con una teología y filosofías generalmente complejas, en estrecha alianza con los Estados.

No vamos a ser tan simplistas de achacar a las religiones teológicas toda la carga de nuestros errores como civilización, pero en muchos sentidos han servido de soporte a los mismos, como, por ejemplo, el dicho de la Biblia de que todas las cosas de este jardín son para que nos "enseñoreemos de ellas", excepto que consideremos que enseñorearse implica una responsabilidad de preservación.

Prefiero pasar directamente a considerar lo que es útil sin detenernos a criticar lo que no lo es... basta con no repetir los mismos errores...

Una nueva forma de encarar nuestra civilización debería partir de una espiritualidad natural consistente en el respeto por el medio ambiente, incluyendo sus criaturas (humanas también).

No importa el nombre que le hayamos puesto a Dios y si su poder está o no dividido entre muchos ayudantes. Distintos nombres sólo revelan distintas lenguas, pero el concepto es el mismo: un arquitecto celestial capaz de moldear el comportamiento universal.

Si, en cambio, consideramos al Universo como algo mecánico regido por una ley de evolución abstracta y sin origen inteligente, será bastante difícil explicarlo y, mucho menos, considerar su contrapartida espiritual. Un universo no-espiritual es una cáscara vacía e implica que nosotros mismos estamos vacíos.

La espiritualidad del sintoísmo o las nativas americanas proponen una relación mística con el medio ambiente, donde el respeto prima por sobre todas las cosas, donde podemos conversar con plantas y animales, e incluso participar de su poder.

Así, nuestro cosmos se amplía y vamos más allá que donde nos llevan nuestros pies o la mirada de los ojos físicos. Pasamos a habitar diferentes dimensiones que algunos consideran fantasía, pero que, aquellos que hemos estado frecuentemente en ellas, sabemos que poseen su espacio en la realidad.

La cultura chamánica es una de colaboración y solidaridad, donde no hay cabida para egoísmos extremos y la ignorancia típica de las culturas de explotación económica.

Acompañada de esta forma de concebir al mundo, debería suceder un abandono de las fantasías denominadas economía, bancos, urbanización, política, progreso, finanzas, etc.

Una suave pero persistente emigración de las grandes ciudades, recuperación de los espacios dañados, liberación de ríos y embalses y destrucción de aquéllas herramientas que sólo han servido para explotación y dolor.

Hasta la agricultura deberá ser revalorizada y encarada desde otros conceptos... o abandonada para siempre.

Miedo? Poco a poco nos haremos más fuertes y las plantas medicinales que siempre nos ayudaron seguirán estando allí; pero con mayor poder que nunca, alimentándose de terrenos orgánicos.

Basados en el desarrollo espiritual y no el económico, nuestra cultura parecerá volverse primitiva; pero se enriquecerá por dentro, el hombre-espiritu se expandirá y volverá a ser uno con su consciencia diamantina, que es luz y sabiduría.

La vida alimenta a sus plantas, árboles, venados, aves... por qué creen que no nos alimentará a nosotros? Cuándo perdimos la fe en la tierra? Cuando pasamos a creer que debíamos forzarlo todo para obtener alimento y sustento?

Ese ha sido el gran engaño, el que nos ha traído de las narices a una civilización que es insoportable.












No hay comentarios:

Publicar un comentario