jueves, 26 de enero de 2012

ESCLAVOS, PATRONES Y MESIAS

La queja en la calle es constante, contra los gobiernos y cualquier tipo de institucion. Nada parece funcionar bien en el terreno civil y social. Pero, por otro lado, nadie parece, tampoco, preocuparse por lograr soluciones, considerando de antemano que esa responsabilidad, siempre, es de algún otro.

En el terreno espiritual escucho, todo el tiempo, decir que no existen los maestros y que todas las organizaciones sólo sirven para limitar el espiritu. Escucho esto o a los fanáticos de siempre levantar sus puños sangrientos en favor de creencias que han pregonizado las guerras santas durante toda la historia de la humanidad.

Lo cierto y lamentable es que al hombre comun le encantan los demagogos y los mesias y que, prácticamente, no pueden participar de ningún sistema que no los incluya. Todo les sabe a mierda.

Pero cuando queremos hacer otra cosa, ellos mismos se inventan los mesias redentores, las enseñanzas unicas y verdaderas y los infiernos donde arderan "los demas".

Ingresan a una religion, por ejemplo, sin saber de antemano absolutamente nada y creyendo ciegamente todo lo que oyen decir... lo cual repiten como grabadoras, luego, tal como si fueran verdades absolutas.

Así, instituciones abiertas al diálogo se convierten, sin saberlo, en fundamentalistas.

Y, con el tiempo, las instituciones mismas, para sobrevivir o porque se vuelven tontas, aceptan su funcion mesianica.

Entonces comienzan las quejas, porque lo que hay es demagogia y mesianismo y nosotros mismos nos hemos ocupado que siga todo asi, proscribiendo al que piensa diferente.

Porque todo pensamiento alejado de la "ruta" trazada por los mediocres es esencialmente revolucionario, conmovedor, desequilibrante y poco agradable para el que gusta de las zonas cómodas.

Esta sociedad de aire acondicionado y comida masticada por maquinas no puede aceptar nada que signifique esfuerzo, disciplina o el simple acto de reflexionar.

Hemos acostumbrado a nuestros jóvenes a que si no dan para los niveles de exámenes exigidos, inventaremos otros que sean más fáciles. Y así cada día, hasta que no sea necesario utilizar ni una sola neurona y podamos morir de alzheimer a los 30.

Cada dia de mi vida salgo a la calle con vergüenza de mi propia especie, vergüenza de su ruindad, comodidad, facilismo, mediocridad y fanatismo sin límites.

Pero déjenme decirles algo: los maestros sí existen... lo que se está acabando son los discípulos... y mesias... nunca hubo...


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